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La curiosa fundación floja de papeles que denunció a Sileoni por la distribución de Cometierra

Vínculos directos con dirigentes de altísimo peso en La Libertad Avanza, un sinfín de declaraciones llamativas, divulgación de datos de niños y niñas vinculados a litigios en la Justicia y una abrupta aparición en los medios bajo el paraguas de la supuesta defensa de los derechos de los niños y de las personas con discapacidad. La Fundación Natalio Morelli, que denunció al ministro de Educación bonaerense, Alberto Sileoni, por la distribución del libro Cometierra, acumula críticas y puntos flojos de papeles. Su titular es una militante antiderechos cercana a la diputada libertaria Lilia Lemoine y no aparecen registros públicos de su inscripción. Uno de sus integrantes habló con Página|12, defendió la acusación y criticó que se impartan este tipo de contenidos como parte de la Educación Sexual Integral.

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Se trata de la Fundación Natalio Morelli, que se define como una organización dedicada a la protección de los derechos de niños y adolescentes. La denuncia contra Sileoni es por la supuesta distribución de textos que incluyen “contenido sexual explícito” y temáticas consideradas “inapropiadas” para estudiantes de entre 12 y 15 años. En concreto, apuntan a la distribución del libro Cometierra, de la escritora argentina Dolores Reyes, que consideran una “degeneración” por una serie de párrafos donde se relata una escena sexual.

Bárbara Morelli junto a la diputada Lilia Lemoine.

Las críticas a la distribución del material literario escalaron como nunca en la última semana. La propia vicepresidenta Victoria Villarruel se subió al debate y lo aprovechó para lanzar críticas al gobernador Axel Kicillof, a quien acusó de “sexualizar a nuestros chicos”. “Saquen de las aulas a los que promueven estas agendas nefastas, con los chicos no”, disparó.

En declaraciones a la 750, Sileoni le respondió la semana pasada y le reclamó un “esfuerzo de comprensión” al explicar que se trata de un libro de la colección Identidades Bonaerenses que se distribuyen en bibliotecas escolares y que no forman parte de los programas educativos. “No se obliga a los estudiantes a leerlos, son herramientas de apoyo para los docentes, que abren un mundo al que muchos chicos no tienen acceso”, sostuvo.

Al calor del debate, la fundación Morelli presentó la denuncia. Su titular, Bárbara Morelli, reconoció que los libros no son de lectura obligatoria, aunque afirmó que el hecho de que estén disponibles en un entorno escolar representa una “exposición inapropiada”. “Es una degeneración”, se alarmó.

Una fundación floja de papeles

La Fundación Morelli no figura inscripta en ningún registro oficial. Tampoco existen registros de la organización en bases de datos comerciales. Según el sitio web oficial, la fundación nació en 1952 impulsada por Arturo Natalio Morelli y su esposa, Emma Juana Donniacuo, que trabajaban en proyectos «de mejora para sus vecinos, tales como la pavimentación de calles, la instalación de alumbrado con luz de mercurio, la implementación de líneas telefónicas y otras iniciativas» en Villa Luzuriaga. 

Pero ahora – dice en la web – «la fundación continúa su labor con una dedicación incansable, adaptándose dinámicamente a las necesidades actuales de la comunidad». Así es que cambió por completo sus objetivos. Ahora se dedica a dar un «apoyo integral a familias de niños que lo necesitan, ofreciendo asistencia psicológica y asesoramiento legal». «Nos esforzamos por ser la voz y el sostén de estos niños desde el momento de su concepción hasta que puedan valerse por sí mismos», aclaran. 

Su titular, Bárbara Morelli, era presentada en entrevistas y notas periodísticas como “abogada”, aunque es asistente terapéutica. En el sitio de la Fundación se define como “experta en niñez y adolescencia, especialista en retraso del lenguaje, maestra integradora y coach ontológica especializada en expresión corporal”.

Página|12 reveló en 2023 que Morelli presionó para intervenir en un caso en la Justicia de La Rioja donde existían denuncias de abuso sexual intrafamiliar contra menores de edad y vulneró los derechos de niñas cuyas vidas se encontraban atravesadas por litigios judiciales al revelar información en medios de comunicación.

Por otro lado, la organización se muestra activamente contra la ley de aborto legal, seguro y gratuito, sancionada en la Argentina a finales de 2020. Este año, sin ir más lejos, convocó a una marcha en marzo, en el marco del “Día del Niño por Nacer”, una movida de organizaciones antiderechos que desde hace años militan contra el aborto legal.

A pesar de que en el propio sitio de la Fundación se asegura luchar por casos de “impedimento de contacto”, no existe material que corrobore la intervención más allá de apenas algunas menciones en medios de comunicación en el último año. Por ejemplo, hace dos meses un posteo en Instagram tras la muerte del conductor “La Tota” Santillán que dice que “la Tota Santillan se suicidio (sic) por impedimento de contacto”, y asegura que el conductor había asegurado que lo que más lo mortificaba era “no poder ver a sus hijas”.

La Fundación está íntimamente vinculada con la diputada libertaria Lilia Lemoine. De hecho, la legisladora presentó su primer proyecto de ley a finales de octubre elaborado junto a Morelli, donde se busca aumentar las penas para casos de falsas denuncias vinculadas a violencia de género, abuso sexual y violencia contra menores. Según difundió Lemoine, contó con el asesoramiento de la Fundación Morelli.

Cometierra: la denuncia contra Sileoni y el ataque a la ESI

Además, uno de los integrantes de la Fundación, Sebastián Franco, fue candidato a concejal por La Libertad Avanza en Lanús. Ante la consulta de Página|12, defendió la denuncia contra Sileoni, afirmó que la distribución del libro Cometierra “viola los derechos del niño” porque los expone a “material pornográfico” y dijo que es un “abuso sexual encubierto”. Además, dijo que el contenido es una “aberración”.

Este martes, en declaraciones a la 750, Sileoni volvió a aclarar que libros son destinados a las bibliotecas escolares y que en el caso de los que tienen contenidos políticos o sexuales contienen una inscripción que indica que «requiere acompañamiento docente». «Cometierra es una obra multipremiada, tiene una escena de sexo consentido, hay otra que narra una violación. Aunque no lo crean algunos sectores, con esto se pueden trabajar escenas pedagógicas en una lectura colectiva. El arte pone palabras a experiencias que los chicos muchas veces no pueden nombrar». 

Además, Sileoni lamentó: «Van contra la Educación Sexual Integral (ESI) y de paso le pegan al gobernador, este es un gobierno que ha vuelto a hablar del ‘día de la raza'». «No conocemos a la Fundación Natalio Morelli, no quiero abrir un juicio de valor. Uno ve conexiones con algunos centros de la extrema derecha. La ESI previene el embarazo no intencional, eso no es una opinión mía». 

«Queremos transmitir tranquilidad a las familias. Hay sectores que van contra todo límite. Hay discusiones asimétricas, hay cosas que nunca diría ni al peor de los adversarios y del otro lado hay gente que está dispuesta a todo», agregó el ministro. 

Sebastián Franco, dirigente de LLA en Lanús.

Este diario le consultó Franco si pretendía eliminar de los programas educativos y bibliotecas escolares títulos como El matadero, de Esteban Echeverría, o Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, que tienen frases vinculadas a las relaciones sexuales aún más fuertes. “Es un lenguaje fuerte, pero no es igual que Cometierra. García Márquez y Echeverría son poesía, no es burdo”, se limitó a responder.

Además, negó que hubiera una animosidad contra el gobierno bonaerense al tratarse de una fundación con vínculos con La Libertad Avanza. “No mezclamos las cosas. La Fundación es apolítica. Lo que yo haga políticamente es un problema mío, lo que hago en política es política y lo que hago con la fundación es parte de mi trabajo como ciudadano. Son dos vías distintas, esto es una actividad social, no tiene nada que ver con política”, sostuvo.

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