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Tras los casos de Loan y Lian, en Argentina se siguen denunciando hasta seis desapariciones de niños por día

a desaparición de niños y adolescentes representa una crisis silenciosa a nivel mundial. Según un informe conjunto de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la fundación Walk Free, hoy existen 50 millones de víctimas de trata en el mundo. El 30% son niños y niñas.

En Argentina, la situación tiene características propias. Organizaciones como Missing Children advierten que se trata de una problemática “muy particular” y de “mucha intensidad”. Cada día reciben entre tres y seis denuncias de menores desaparecidos, y aunque el fenómeno atraviesa todos los sectores sociales, afecta con más fuerza a los niños y adolescentes en contextos vulnerables.

Cada día, en algún lugar del mundo, un niño desaparece. A veces son víctimas de redes criminales. Otras, se alejan de sus hogares impulsados por contextos de violencia, abandono o carencias afectivas. En todos los casos, el resultado es el mismo: una infancia interrumpida, una familia marcada por la incertidumbre, dolor, desesperación y un sistema que muchas veces no llega a tiempo.

Qué pasa en Argentina

En nuestro país, todavía hay una pregunta que no tiene respuesta: ¿dónde están Loan Peña y Lian Gael Flores? Ya pasaron más de 200 días desde la desaparición del nene de 5 años que fue visto por última vez caminando hacia un naranjal en un paraje rural de la provincia de Corrientes. En todo este tiempo se tejieron múltiples teorías: que fue entregado a una red de trata de personas, que se ahogó en una laguna, que fue atropellado por uno de los acusados, que fue visto en un shopping de Barranquilla. Sin embargo, nada de eso pudo probarse, aunque en los últimos dos meses una hipótesis comenzó a cobrar fuerza: la desaparición con fines sexuales.

Desapariciones de niños en Argentina: Alerta Sofía y los desafíos en la búsqueda

Lian Gael Flores, de 3 años, también permanece desaparecido. Fue visto por última vez el sábado 22 de febrero a las 15:30, en un cortadero de ladrillos de la localidad cordobesa de Ballesteros Sud.

Hoy, tanto Loan como Lian forman parte del listado de 87 niños perdidos que figuran en la página de Missing Children Argentina. Como Guadalupe Lucero, la nena de 5 años que desapareció en San Luis el 14 de junio de 2021. O como Sofía Herrera, la pequeña de 3 años que fue vista por última vez en un camping de Río Grande, el 28 de septiembre de 2008. La diferencia con estos dos casos es que en la causa de Loan hay personas detenidas que, según la investigación, conocen lo que ocurrió con el menor.

La trata de niños existe y yo diría que en todos los países se da, en el mundo se da, y en la Argentina se da de una forma muy particular, con mucha intensidad. Nosotros tenemos alrededor de 3, 4, a veces 6 denuncias diarias de chicos que se pierden”, afirmó Ana Roblet, presidenta de Missing Children Argentina, en diálogo con “La Mañana con Zuliani” de Telefe Córdoba.

Si bien la desaparición de niños atraviesa todas las clases sociales, Roblet advirtió que es más frecuente en entornos vulnerables, donde las condiciones económicas y familiares pueden llevar a los menores —especialmente adolescentes— a alejarse de sus hogares de manera voluntaria. “Hay chicos de todos los niveles que se pierden. Evidentemente el contexto vulnerable, el contexto social de chicos que viven realidades difíciles, hace también más posible que esos chicos busquen otras. La gran mayoría de los chicos que se pierden se van voluntariamente”, explicó.

Fallas en los mecanismos de búsqueda y el papel clave de Alerta Sofia

Ante este escenario, desde la organización insistieron en la necesidad de mejorar los mecanismos de búsqueda existentes y actuar con rapidez. “Por supuesto que son evitables, y lo que hace falta es tomar las medidas necesarias, implementar protocolos para que esto no suceda, o para que si sucede sean encontrados en forma inmediata”, señaló Roblet.

Uno de los instrumentos clave para la activación rápida de alertas en caso de desaparición de menores es el sistema Alerta Sofía, que comenzó a implementarse en Argentina en 2019. El mecanismo permite lanzar una alerta nacional con difusión masiva para que la sociedad entera colabore con la búsqueda. Sin embargo, su aplicación ha tenido fallas en casos recientes, por demoras tanto en la denuncia como en la activación oficial.

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“Es imprescindible el alerta Sofía. La verdad es que el alerta Sofía lo que provoca es una alarma generalizada en todo el país. Esa alarma generalizada hace que todo el país esté pendiente de una búsqueda y eso es muy importante porque de pronto estamos todos buscando a Lohan o estamos todos buscando a Lian”, sostuvo Roblet. “También consideramos que requiere mucha más celeridad en la implementación”.

Según explicó la titular de Missing Children, en los casos mencionados, las demoras jugaron en contra. “En el caso de Loan, habían pasado muchísimas horas. Es decir, que si se perdió un jueves, la alerta se activó un domingo. En el caso de Lian hubo mucha demora en hacer la denuncia policial y eso significó también demora en la activación de la alerta”, denunció.

La hora de oro

La urgencia en los primeros momentos tras la desaparición de un niño es clave para su localización. En este sentido, Roblet remarcó la importancia de lo que denominan la “hora de oro”: ese primer tramo donde la posibilidad de encontrar al menor en su entorno habitual es más alta. “Nosotros llamamos hora de oro a la primera hora en que se pierde un chico, porque es la hora que se lo puede encontrar en el contexto habitual, cerquita, por ahí, por donde anduvo”.

No obstante, activar este tipo de alertas con cada desaparición no es viable. “No se puede activar la alerta con cada chico que se pierde y eso hace que requiera de una serie de procedimientos y de cuestiones que a veces demoran la activación de la alerta. ¿Por qué no se puede todo el tiempo? Porque si activamos una alarma cuatro o cinco veces por día, la alarma deja de funcionar como alarma”, explicó.

Trata, especulaciones y silencio

Aunque no siempre se logre activar una alerta masiva, desde Missing Children insisten en que cada caso merece una búsqueda activa y sostenida. “Nosotros nunca dejamos de sostener la esperanza de encontrarlos. Siempre pensamos que de una manera u otra alguien tiene que saber qué pasó, alguien puede indicar algún dato, alguien puede quebrarse”, señaló Roblet.

Cuando las búsquedas se prolongan por meses o años, las hipótesis que rodean a los casos se multiplican. Algunas apuntan directamente a la trata de personas, aunque muchas veces sin pruebas concretas. “Ahora, si hubo trata de personas, cuando un chico después de 30 años sigue sin aparecer, y sí, podríamos pensar atrás hay trata de personas, hay una historia que no se puede contar, obviamente, pero entra en el terreno de las hipótesis nada más”, dijo Roblet.

La presidenta de Missing Children también mencionó los rumores que circularon en torno a casos como el de Loan y Lian: “En algún momento, quizá desafortunadamente por el momento de haberlas expresado, pero quizá no sin razón, la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich dijo de manera brutal, durante el caso Loan, que habría que buscar en el vientre de los animales del bosque. En el caso de Lian, se especuló con un posible accidente automovilístico”.

Más de 18 mil denuncias y una esperanza que no se apaga

Actualmente, el sitio web de la organización tiene activas las búsquedas de alrededor de 70 niños, junto a la de 42 personas que desaparecieron siendo menores y hoy son adultos. “Nosotros creemos que sostener las búsquedas es lo que corresponde”, afirmó. En algunos de estos casos, Roblet no descartó la posibilidad de que existan redes de trata detrás de las desapariciones prolongadas: “Cuando un chico después de 30 años sigue sin aparecer, y sí, podríamos pensar que atrás hay trata de personas, pero también hay una historia que no se puede contar”.

A lo largo de sus 25 años de trabajo, Missing Children Argentina recibió más de 18.900 denuncias y logró resolver más del 95% de los casos. “La gran mayoría resultó positivamente, en algunos casos, en varios chicos que han sido encontrados fallecidos, pero por lo menos hemos logrado saber qué pasó con ellos. Es decir, lo que los padres necesitan es, por supuesto, encontrarlos con vida, pero también saber qué fue lo que pasó. Lo peor que le puede pasar a un papá o una mamá es no saber dónde está su hijo ni qué pasó. Esa incertidumbre es terrible”, expresó la presidenta.

Medios, redes y la necesidad de no olvidar

La difusión constante es clave para no abandonar las búsquedas. Roblet destacó el rol de los medios y pidió más compromiso: “Creo que también los medios deberíamos tomar conciencia de dedicarle, aunque más no sea de vez en cuando, la posibilidad de mirar hacia atrás y preguntar qué pasó con esto, para mantener la actividad presente”.

Missing Children trabaja con canales de televisión, medios gráficos y digitales a quienes les envía imágenes de los chicos buscados. “Se les manda tres fotos por mes o cada 15 días, y se van variando las fotografías, y se van mostrando esas caritas que no tenemos que dejar de mirar, porque alguno va a poder aportar algún dato”.

En un mundo hiperconectado, Roblet también reconoció el poder de las redes: “Qué loco suena, Ana, que en estos tiempos tan digitalizados de inmediatez, en donde todo, uno pierde algo en un taxi, a lo mejor en cinco minutos lo puede encontrar a través de las redes sociales, que bueno, que no estén jugando tanto a favor en la inmediatez para esto, porque realmente las redes sociales cumplen un papel importantísimo”, concluyó.

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