La Asociación de Profesionales de la Orientación de la República Argentina –Apora– presentó un nuevo estudio que releva los proyectos, las expectativas y los obstáculos de los jóvenes escolarizados en función de sus orientaciones vocacionales. Dentro de los datos relevados, se destaca que un 73 por ciento de los encuestados desea seguir una carrera universitaria y una considerable mayoría de ese total escogería instituciones públicas. Por otra parte, señalaron que el principal obstáculo para cumplir sus objetivos se vinculaba con “la inestabilidad social, económica y política del país”. Además, un cuarto manifestó que mientras cursa el último año de la escuela secundaria también trabaja. Camareros, barberos y delivery: las salidas laborales más comunes en esa etapa.
El estudio fue realizado en 50 colegios de todo el país –33 de gestión pública y 17 privados– y contó con la participación de 1298 estudiantes de 20 provincias y CABA. Del despliegue participaron más de 40 profesionales, liderados por los psicólogos Sergio Rascovan y Vanina Daraio. Los alumnos respondieron a una encuesta que fue desarrolllada entre octubre y noviembre de 2023, que se concentraba en aspectos tales como nivel ocupacional de padres y madres; sus proyectos personales futuros; las expectativas sobre la futura elección; los factores que ayudarían al cumplimiento de las expectativas, así como también los principales obstáculos.
En diálogo con Página 12, Rascovan ensaya: “Este trabajo tiene que ver con pensar en sus horizontes de vida, qué posibilidades tienen los jóvenes de encontrar un camino. Se trata de darles la palabra, de acercarnos a través de sus experiencias y también de revalorizar el espacio aúlico-escolar, para generar mejores condiciones en sus recorridos posteriores a la escuela”. Y continúa: “Históricamente, las posibilidades para los jóvenes fueron muy selectivas. Oportunidades que se vieron afectadas por políticas de Estado dispares. Por eso, algunos resultados de esta investigación funcionan como alerta, frente a un corrimiento del Estado que deja de realizar tareas importantes. Las encuestas resumen las ideas que los pibes tienen durante el último año de secundaria sobre lo que van a hacer al año siguiente”, sostiene magíster en Salud Mental Comunitaria (Universidad Nacional de Lanús).
Los estudiantes contestaron, por ejemplo, qué harán una vez que finalicen sus estudios secundarios. Un 68 por ciento manifestó que su intención era “trabajar, estudiar y hacer otros proyectos”; un 30 por ciento contestó solo estudiar y un 2 por ciento que solo se volcaría a trabajar. Un dato relevante a destacar es que el 73 por ciento de las y los jóvenes afirma querer seguir sus estudios en el nivel universitario y de ellos el 75 por ciento privilegia las universidades nacionales para su formación. “La elección de las instituciones públicas es muy importante en clave de derecho. Tener la chance de poder elegir qué hacer una vez terminada la escuela es digno de destacar”, comenta Vanina Daraio, psicóloga, magíster en Educación, lenguajes y medios (Universidad Nacional de San Martín) y referente del trabajo. “Después de 30 años, la educación superior privada comenzó a ocupar un lugar que históricamente no tuvo. Sin embargo, a pesar de este crecimiento, Argentina sigue siendo un país con expectativas claras. Por enorme mayoría eligen la pública”, apunta Rascovan.
Un examen similar en 2002 (realizado en 8 escuelas, localizadas en barrios vulnerables de CABA) indicaba que el 80 por ciento dijo querer “trabajar, estudiar y hacer otros proyectos”, el 8,5 por ciento afirmó pretender “sólo trabajar”, mientras que “sólo estudiar» apenas el 7 por ciento de las y los estudiantes. Para esta época, tan solo el 55 por ciento de los alumnos se inclinaba por estudios universitarios.
Este incremento en el porcentaje de jóvenes que ven en la educación superior una oportunidad creció en las últimas dos décadas, en paralelo a una mayor oferta de carreras a partir de la creación de nuevas universidades en el conurbano bonaerense y ancladas territorialmente. Si se examinan las carreras más elegidas: el 12 por ciento escogió una formación ligada a salud y económicas-jurídicas, el 11 por ciento a ingenieras, el 6 por ciento a diseño y psicología, el 4 por ciento a profesorados y vinculadas a fuerzas de seguridad.
Camareros, barberos y delivery, lo que más sale
Otros de los resultados que arrojó la investigación es que, por caso, el 24 por ciento de los estudiantes encuestados trabaja de alguna forma, mientras cursa el último año de la escuela secundaria. Entre las actividades laborales, se destacan los rubros de camarero, delivery, barberías, trámites, así como también se vuelcan a tareas de construcción, como albañilería y pintura. El porcentaje se mantiene estable si se lo compara con exploraciones previas realizadas: en una investigación de 2006 (con 4323 estudiantes de 108 escuelas), esa cifra alcanzaba el 20 por ciento y en 2020, el 27 por ciento.
En relación a las expectativas con respecto al futuro, la metodología varía y se proponen distintos ítems. Sobre cada uno, se consultó a los encuestados por cuánta importancia le otorgaban de manera individual a cada caso. Por ejemplo, cuando se interrogó para qué estudian, los jóvenes encuestados respondieron que lo hacen, en primer lugar, “para obtener dinero”. Otros motivos que se destacan son estudiar “para conseguir un empleo” y “para desarrollarse intelectualmente”. Un aspecto a subrayar, por ejemplo, es que la opción estudiar para “conseguir empleo en otro país” obtuvo una aceptación considerable por parte de los jóvenes consultados.
La educación empieza en casa
Otro de los aspectos relevados fue el nivel escolar de las madres y los padres. La encuesta dio como respuesta que el 90 por ciento de las madres y el 80 por ciento de los padres de los estudiantes terminaron el colegio secundario. Una diferencia mayor se revela con respecto al estudio de 2006, cuando ese porcentaje trepaba al 70 por ciento y muy superior al 2002, que apenas llegaba a 41 por ciento. Rascovan reflexiona sobre ello: “En el presente, los pibes que efectivamente terminan la escuela secundaria son hijos de padres y madres con un buen nivel de escolaridad. También se advierte lo opuesto: los pibes que hoy no logran terminarla tienen padres y madres que tampoco la han finalizado”.
Dentro de los factores que los ayudarían a cumplir sus expectativas, los encuestados reportaron que “la estabilidad económica, personal y/o familiar” es lo más importante, mientras que dentro de los obstáculos para satisfacer aquello que se proponen, resalta la “inestabilidad social, económica y política del país”. Bajo esta premisa, Daraio comenta: “Los jóvenes vieron que el cumplimiento de sus proyectos se beneficiaría, principalmente, de la estabilidad económica, personal y familiar. Sin embargo, en paralelo, se revela que dan poca importancia a las políticas públicas. Esto permite interpretar que la estabilidad económica no vendría de la mano de un Estado presente. Ambos espacios los ven desconectados entre sí”. Y Rascovan interpela: “Pienso que son subjetividades de época. Si bien la estabilidad es un valor, no ven que la política pueda hacer mucho para garantizarla”.